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miércoles, 26 de agosto de 2015

En un vistazo #4: obsesiones


WHIPLASH (2014, DAMIEN CHAZELLE)


Quienes lo han experimentado comentan a veces que el éxito suele ser efímero, que lo extraño es que se prolongue demasiado en el tiempo. Quienes lo vemos desde fuera no podemos más que asentir y recordar un buen puñado de esos “cantantes de una sola canción”. Si hubiese que resumir “Whiplash” en una palabra sería esa, éxito. Porque este aplaudido filme de Damien Chazelle, ganador de tres Óscar, oscila en esa delgada línea que no siempre separa la obsesión del éxito. Explora las luces y las sombras, oscilando notoriamente más hacia estas últimas. Hay casi cierto tinte de desmitificación, o al menos de racionalización del éxito, de mostrar esa otra cara en la que a veces no reparamos. Para eso nos pondremos en la piel de un afortunadísimo Milles Terrer que encarna a un joven y su empeño por triunfar como batería. Lo veremos progresar y veremos cómo Terence Fletcher, un talentoso profesor, decide reclutarlo para su banda en el Conservatorio. Aparentemente el primer paso hacia su sueño, pero nada más lejos de la realidad. Fletcher, solventemente interpretado por J.K. Simmons, se nos revela como un maestro no solo exigente, sino también estricto hasta casi resultar despótico e imprevisible. Lo que sigue es la evolución de nuestro protagonista ante una mejora diaria prácticamente impuesta. Su obsesión, sus miedos, sus sacrificios, todo aquello a lo que no dudará en renunciar. Quizá esperaba un paso más a nivel de guión, pero merece la pena ver a un Terrer casi camaleónico, plasmando cada etapa de su particular montaña rusa y haciéndolo con solidez.




DEATH NOTE (2006, TETSURO ARAKI)


No soy el mayor fan del anime pero esta serie llevaba ya en mi punto de mira bastante tiempo. Basada en una serie manga homónima, la trama se centra en el Death Note, un cuaderno custodiado por los Shinigamis (dioses de la Muerte) que termina en poder de Light Yagami, un estudiante modélico. Su funcionamiento es simple: Light puede matar a cualquier persona simplemente anotando su nombre en el cuaderno y visualizando mentalmente su rostro. La posibilidad, inmensa, nos arrastra hasta lindes casi éticos. Abrazado a la idea de construir un mundo mejor, Light comenzará a eliminar uno por uno a criminales, malhechores, y a cualquier persona que considera una amenaza para la sociedad o para sí mismo. Sin embargo, pronto despertará la atención de la policía, que no dudará en recurrir a L, prestigioso y audaz detective, para encabezar el caso.


La serie, de 37 episodios, se resume prácticamente en un pulso constante entre Light, oculto tras el alias de Kira, y el resto de personajes que intentarán detenerle o descubrir su identidad. Una vuelta de tuerca constante, quizá algo excesiva a veces, que sin embargo sirve para dosificar el suspense de forma más que efectiva. Una trama apoyada en ese sustento casi sobrenatural que sin embargo no busca desligarse de la realidad. Más bien al contrario, jugando con conceptos como la justicia, la influencia mediática, o la ética tras las acciones del calculador Yagami. Una historia en la que los buenos rotundos y los malos incuestionables tienden a diluirse. 

miércoles, 19 de agosto de 2015

El marciano (Andy Weir)


Poco suelo fiarme en general de las comparaciones oficiales, de esas integradas en las propias sinopsis o de esas replicadas por doquier. Con la novela debut de Andy Weir, me he encontrado sin embargo con una, creo, más que acertada. Porque más que a la propia etiqueta de ciencia ficción, creo que “El marciano” se amolda estupendamente a esa línea que marcaba aquel inolvidable “Robinson Crusoe” de Defoe.

miércoles, 12 de agosto de 2015

La última noche en Tremore Beach (Mikel Santiago)


Mikel Santiago es uno de esos nombres que últimamente suena, y cada vez más fuerte, en esto del thriller nacional. “La última noche en Tremore Beach” es su primera novela, la que nos hizo descubrirle y acercarnos a su narrativa. Ante las dudas, siempre me gusta aproximarme a nuevos autores desde las primeras obras. Llamadlo manía, o una especie de obsesión por ser partícipe de la evolución en las tramas, las letras, o los personajes.


miércoles, 5 de agosto de 2015

En un vistazo #3: superhéroes galácticos y nostalgias jurásicas


GUARDIANES DE LA GALAXIA (JAMES GUNN, 2014): 


Gamora, Rocket, Groot, Drax y Star-Lord son los Guardianes de la Galaxia en esta nueva adaptación a la gran pantalla del universo Marvel. Cinco personajes con propósitos muy distintos que no eligen unirse, pero cuyos destinos se empeñan en desembocar en el mismo lugar. Una de esas historias en las que los que son enemigos iniciales terminarán uniendo sus fuerzas para enfrentar una amenaza común. En este caso, se trata de un codiciado orbe capaz de destruir la galaxia que, como es de rigor, terminará cayendo en las peores manos posibles. Un filme ameno y de digestión especialmente sencilla, realmente atractivo en el plano técnico y visual y con varios personajes que buscan ganarse al espectador desde la primera escena. Mención especial merece Rocket, un astuto roedor mutante que sostiene casi toda la carga humorística de la película y con quien es imposible no sonreírse constantemente. La trama mantiene la línea épica de rigor y su mayor mérito es un desarrollo realmente uniforme que hace que el espectador apenas desconecte. Quizá se eche de menos cierto bagaje previo durante los primeros minutos de metraje, pero es algo que no llega a ensuciar el resto. Buena película sin muchos más alardes, candidata perfecta para un sábado palomitero. Acción, aventura espacial, humor, algún destello emotivo y un final amable, de esos para todos los públicos.



JURASSIC WORLD (COLIN TREVORROW, 2015) 


Un más que esperado nuevo billete hacia ese universo de Jurassic Park que allá por principios de los 90 nos legaba Steven Spielberg. Y precisamente a eso parece que huele toda la carga argumental del filme, un poco a antaño. Conserva ese inconfundible deje a aventura algo naïf, casi infantil, espectacular y con ese campo hacia la diversión dentro de la acción trepidante. Y ahí, en ese intento de Colin Trevorrow por proyectar la esencia de la primera película hacia nuestros días, se esconden algunas sombras. Uno no puede evitar pensar que es una receta algo trasnochada, un plato que seguramente es delicioso pero que, de tan degustado, parece que hoy ya ha perdido parte de su sabor. Al margen, hay aciertos en esta “Jurassic World”. La mayor baza ya la adivinábamos en los tráilers y no decepciona. El filme aprovecha lo estético y todas las posibilidades visuales de hoy en día sin excesos, y con coherencia. Y para los que somos más fieles a la saga, caben varios guiños deliciosos sobre todo a esa primera parte. Una película en definitiva correcta, agradable, pero que os dejará con mucha hambre si vais con las expectativas disparadas. Y disfrutable en su justa medida si vais sin grandes pretensiones. Una apuesta por la técnica actual pero que tiende irremediablemente hacia la nostalgia.