Me gusta empezar diciendo que “En realidad nunca estuviste aquí” es la
última irrupción con la firma de la escocesa Lynne Ramsay en nuestras carteleras. La misma Ramsay que
allá por 2011 daba vida visual a otro superventas editorial como fue “Tenemos
que hablar de Kevin”. En aquel momento, y pese a no tener un gran bagaje de películas
a sus espaldas, Ramsay me demostró dos cosas: La primera: mucha personalidad.
La segunda, muy relacionada y que entonces solo deduje: que su cine nunca iba a
limitarse a la línea más comercial.